Escuela y cuidados

Relevamiento de experiencias de cuidados entre familias de la escuela pública durante el período de presencialidad parcial

El colectivo Familias Organizadas de la Escuela Pública viene recopilando testimonios de las situaciones familiares vividas durante este período en que el tiempo escolar está reducido. La convocatoria tuvo gran adhesión, alcanzando hasta la fecha testimonios de más de 450 personas. El objetivo del relevamiento fue hacer visibles los grandes impactos de la reducción horaria en las escuelas públicas entre niñas y niños, así como en sus familias.

De modo general, los relatos ponen en evidencia el rol protagónico que tiene la escuela en nuestra sociedad. Las familias colocamos a la escuela en un lugar central para el sostén de la vida, la socialización y el desarrollo pleno de niñas y niños.

Compartimos a partir de este documento algunas reflexiones que surgen del relevamiento. Pese a valorar de manera positiva el esfuerzo que realizan los equipos docentes por abrir las escuelas, las familias expresan que la baja presencialidad tiene efectos muy negativos. Los testimonios muestran gran desestabilización, colapso y angustia experimentada por las comunidades escolares (niñas y niños, docentes, funcionariado y familias) frente a la presencia parcial de la escuela, mostrando diversas manifestaciones de esos daños: salud mental y física, alteración de los procesos de enseñanza-aprendizaje, organización de los cuidados, entre otros.

Las preocupaciones principales que comienzan a arrojar los relatos radican en la pérdida de rutinas, en la sensación de confusión que genera en la infancia el permanente cambio de horarios producto de la formación de subgrupos. Asimismo, son frecuentes los testimonios que alertan sobre la irritabilidad, el aburrimiento, el desgano, la depresión y la agresividad que comienzan a expresarse entre niñas y niños.

En relación con los cuidados, las familias experimentan angustia y soledad por la reducción del tiempo escolar como sostén, apoyo y espacio para la contención de niñas y niños, así como para el contacto con otras figuras adultas que puedan apoyar y acompañar en este rol. También destaca la falta de espacios de encuentro con pares como un motivo de preocupación.

La excesiva exposición a las pantallas y sus consecuencias en el comportamiento han sido tópicos recurrentes en las respuestas de las familias, notando una mayor adicción a los dispositivos electrónicos y la consecuente desmotivación por el contacto con otras personas y por la realización de actividades al aire libre.

Un aspecto que llama la atención es la gran afectación que este período ha impuesto en la vida laboral de las familias. El 76% de las familias respondieron que al menos uno de sus integrantes tuvo que hacer modificaciones en su actividad laboral para dedicar más tiempo a los cuidados durante este período. La figura materna aparece con mayor recurrencia en estas respuestas, experimentando despidos, renuncias o reducciones horarias en sus trabajos remunerados.

Otra situación que despierta alerta es la de quienes requieren el apoyo de asistentes personales. Entre las respuestas, 108 personas indicaron que sus hijos e hijas asisten habitualmente a la escuela en compañía de dicha figura. Un 37% de ellas respondió que durante este período de emergencia sanitaria sus acompañantes no tuvieron permitido el ingreso a las escuelas. Si bien el relevamiento no ahonda en los motivos, cabe alertar a la opinión pública y a las autoridades de la educación acerca de esta problemática que amenaza el espíritu inclusivo de nuestra educación pública.

Por último, compartimos algunos testimonios recogidos en el relevamiento ante la pregunta “¿Cómo está siendo la experiencia de cuidados en este período?:

  • “Agotadora, empeoró la situación laboral por la menor asiduidad y eso generó mucho malhumor y malestar. No somos felices.”

  • “Mi hijo es autista. En este periodo ha venido manifestando mucha ansiedad y ha desarrollado nuevas estereotipias. Nos dice que extraña mucho la escuela. Nos preocupa que su estado se agudice. Y si bien nos preocupan las condiciones sanitarias, la realidad es que por razones laborales, la familia todos los días está expuesta y por lo tanto nuestro hijo lo está también.”

  • “Cambiamos toda nuestra vida. Estamos pasando por un mal momento económico, ya que dejar un trabajo fue la única solución.”

  • “Agotadora y estresante; un desafío semanal armar los puzzles de horarios y que el niño no se sienta en un pasamanos. Los abuelos, que son población de riesgo, han participado más del cuidado, debido a la falta de alternativas y a la escasa flexibilidad laboral de los padres.”

  • “Locura, estresante. Lo peor es para los niños que andan de aquí para allá, quedándose a dormir en la casa de los abuelos un día, yendo a trabajar conmigo y cumpliendo todo el horario. Por favor que se extienda el horario normal y completo. ¡Necesitamos! Soy sola con mi hijo y necesito que se resuelva toda esta locura.”

  • “Me estoy pudiendo arreglar porque estoy sin trabajo, pero esta situación hace que se me dificulte la búsqueda del mismo.”

  • “Es muy difícil que nuestra hija esté motivada para hacer tareas escolares. No logra adquirir los hábitos para asistir a la escuela y realizar las tareas. Está y estamos como familia perdidxs. No logramos motivarla para realizar las tareas. Creemos que es importante hacer todo lo posible para que vuelva todos los días a tener clases.”

  • “La experiencia general es agotadora y estresante para madre y padre, un poco triste y compleja para las niñas, sobre todo para establecer vínculos y estar con sus pares. A las niñas claramente les afecta la falta de rutina. Cuando van a la escuela disfrutan mucho y aprenden todo lo que pueden.”

  • “Un estrés brutal. En mi trabajo le piden hacer silencio y se aburre ocho horas en un escritorio”

  • “Muy estresante. Difícil y agotadora. Para nosotros y para ellos, que necesitan salir del encierro y socializar con pares en otros espacios.”

  • “Complicada. La abuela es mayor para cuidarla tantas horas, pero no hay otra alternativa.”

  • “Intensa. Obsesiva. Caótica. Estresante. Ya no puedo tener el control del trabajo, ni de rutinas, ni del tiempo de pantallas. Tengo tres niños que prefiero "estén tranquis" si se quedan con tias abuel@s. Estoy obsesiva buscando material para que continúen leyendo y ejercitando.”

  • “Bastante desordenada y cansadora porque son varios niños con diversas necesidades. Una de mis hijas tiene una discapacidad y precisa otros cuidados. Vamos definiendo día a día gracias a que en uno de mis trabajos tengo bastante flexibilidad. El teletrabajo por momentos es inviable. Al comienzo (los primeros 4 meses) cuidamos a los abuelos y evitamos pedirles ayuda, pero luego las exigencias laborales aumentaron y tuvimos que recurrir a ellos.”

  • “Muy estresante, no podemos dedicar lo suficiente al trabajo ni a los niños, que precisan más acompañamiento para sus tareas escolares, compañía, juegos, atención.”

Por todo esto, vemos con profunda preocupación y tristeza cómo la niñez está siendo olvidada y desatendida. Entendemos que la educación pública está en emergencia nacional. Quedará en manos de las autoridades, actuar con la “velocidad y empatía” necesarias para que la situación no se profundice. Para decir con sinceridad y orgullo que Uruguay está siendo modelo en su respuesta a la pandemia.

2020-10-05 -Escuela y cuidados..pdf

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